Nuestra capilla

La capilla está dedicada a Nuestra Señora de san Juan de los Lagos, la llamamos con cariño “san Juanita”, y nos congrega como comunidad.

En 2012, al llegar al juniorato, fui asignado para acompañar a un grupo de matrimonios en esta capilla.

Luego, en 2015 comencé una aventura increíble en la catequesis de la capilla, que duraría tres años.

Por todo lo que he podido compartir con la comunidad, los guardo en un sitio especial de mi corazón.

Vuelta al nido

Domingo a domingo asistí a la capilla para celebrar en comunidad que Jesús está vivo y nos llama a vivir en su Amor. Cada vez más iba aprendiendo qué significaba pertenecer a una comunidad. Ser escolapio es necesariamente un acto amoroso de servicio, que cuando se realiza apasionadamente, llena de sentido y plenitud el corazón de quien se reconoce llamado a entregar la vida entera. Pues las personas de la comunidad me enseñaron a ser mejor escolapio.

Este domingo (ayer) fue un día muy bonito. Volví a encontrarme con algunos de los miembros de la comunidad en lo que marcó el regreso de la capilla como espacio de encuentro dominical. Con las precauciones sanitarias, un gran entusiasmo y la sorpresa de algunos, nos saludamos. Para mí se sintió como empezar a devolver un poquito de lo mucho que he recibido en medio de ellos. Saludar a doña Lucy, Maricarmen, Marce, Silvia, Mayra o Gisela, fue volver a tiempos bonitos.

Servicio temporal

La idea es que mientras espero mis papeles y la visa para Puerto Rico, pueda apoyar en la capilla un poco. Por un lado, se trata de la celebración dominical. Hasta ahora tenemos el tope de 30%, aunque ayer llegó el 10% del aforo, más o menos. Como no podemos tocar las campanas, hay que tener paciencia con el llamado a un grupo reducido de fieles, vía redes sociales. Con todo, estoy convencido que el próximo domingo podremos reunirnos unos pocos más.

Por otro lado, haré lo posible por aprovechar las redes sociales para ir convocando y animando a los grupos de la capilla. Tenemos ya el clásico grupo de whatsapp; pero lo importante es responder a la pregunta por la necesidad de la comunidad, de las pequeñas células dentro de ella.

Un sitio especial

No cabe duda que la frase de “no volver a donde se fue feliz” es válida muchas veces. Sin embargo, aquí no se trata de un lugar con recuerdos bonitos simplemente. Lo central son las personas que construyen, poco a poco, la comunidad, su comunidad y luego: nuestra comunidad. El asunto es volver a la comunidad que me ha formado, en muchos sentidos, para servirle, trabajar un poquito con ellos. De eso va mi ilusión.

Seguimiento

Si tú quieres también ir viendo todo lo que comparta con la comunidad de san Juanita, querido Lector, tú podrás hacerlo a través de las redes sociales: en concreto, la página de Padre Oti en Facebook. Por otro lado, se aceptan inquietudes, sugerencias y propuestas de contenidos. Todo cuanto sume, es bienvenido. También iré contando aquí las experiencias más notables en estos meses.

No me quedo quieto

Todo este movimiento surge porque ya había empezado a caer en una gran tristeza en las últimas semanas. Por un lado, me sentía atrapado e inútil, hasta cierto punto. Por otro, sigo expectante con relación a la visa, pero mientras no pueda haber oficinas, todo trámite es fútil. Finalmente, mientras pensaba todas estas cosas y la tarde caía en la capilla de la casa provincial, llegué a la conclusión de que podría ofrecer mi ayuda con algo sencillo y concreto para la comunidad con quien me sentía en deuda. Así fue como hablé con el p. Reyes, quien funge como encargado de la comunidad y la capilla. Sabemos que será temporal y que la intención es “empezar a reactivar”, o como dice el lema de este año en las Escuelas Pías: reiniciar.

Pues el domingo pasado me ha servido para reiniciar mi propio corazón escolapio. Entiendo que nuestra mirada hacia la comunidad se ha enriquecido en medio de la crisis de salud. No obstante, comprendo que mi vida y pasión me mueven a no quedarme quieto mientras espero. No me sale bien, no me sabía bien tampoco y, si mi presencia aporta a una comunidad que ya está encaminada, pues ¡qué mejor!