Comenzó por fin. Se dio mientras dormíamos, cuando nuestro ojos no podían verlo. Como dijo un amigo: “Aunque uno esté dormido, no deja de amanecer.” Así fue anoche, pues cuando dejábamos que nuestras mentes reposaran, el suelo se tornó albar. Tan intempestivo como hermoso, sin embargo, el espectáculo se dio generosamente ante nuestros asombrados ojos. Sí, ¡era la nieve!

Largamente esperada, con muchas ideas asociada y nunca antes vista: la nieve se nos vino de pronto. Y aquí tengo algunas fotos porque la experiencia sensible va más allá, pero no puedo capturarla. El frío es indescriptible, al menos no efectivamente… me quedé sin palabras.